Esta amaneciendo las gafas rockeras no pueden faltar, la luz va
iluminando las calles, con sorpresa y con tristeza, llenas de soledad, llenas
de historias tristes, de canciones perdidas, de ilusiones que corrieron tras
una esquina, tras un sueño que se escapaba con miedo pasando las baldosas de
las aceras sin mirarlas, huyendo.
Una música suena
por una ventana abierta, el frío llena la habitación vacía, la luna se marchó
sin decir adiós, una chica que podría ser protagonista de cualquier anuncio de
televisión, con el rostro iluminado, aún con la cara dormida, sonríe, su rostro
pasa a iluminar todo a su alrededor, cierra la ventana y se marcha, como la
vida perdida, como las oportunidades que pasan y el tren toma por destino
otra estación, viajando por el mundo, buscando pero sin encontrar una nueva
parada donde recarga o soltar la carga un día mas.
Sigo vagando
por la ciudad, no hay nada mas bonito que un amanecer paseando, divagando,
conociendo como se despierta la ciudad donde vives, llego a un nueva calle,
llena de camiones empieza los negocios a abrir, huele a café detrás de una
puerta de cristal, se oye desde la calle que el frío vuelve a achuchar, es hora
del primer café de la mañana, hoy no se cuantos caerán, la gente algunos
felices, otros tristes, unos ríen recuerdan batallas de cuando eran niños y
adolescentes, en parte normal están en un refugio a pie de la selva de la
ciudad.
Salgo les dejo
disfrutando necesito de nuevo soledad, sigo con el camino me pongo los cascos
es hora de música hay que despertar, o de seguir con el ánimo no se puede
fallecer una mañana mas, huele a humedad, cierro los ojos y aspiro por enésima
vez huele a piedra mojada, a ¡tierra húmeda! Maravillosa sensación.
Sigo avanzando, la
ciudad empieza a despertar, la soledad ya solo la llevan las personas, que
van caminando solas, pensativas o aun dormidas sin que su cuerpo se acabe de
activar.
Llego después de
un rodeo a mi casa, no quería venir hoy pero tampoco podía irme sin más, abro
la puerta dejo las llaves en la mesa, la chupa reposa sobre el sofá, las gafas
con gotas en los cristales, abiertas reposan sobre la mesa rozando las llaves,
noto que me esperan paso por la habitación la observo la miro, otra noche la
luna se ha escapado entre las rendijas de mi ventana, el frio la domina con una
ventana cerrada, me acerco al baño allí esta mi pequeñín, este no me abandona,
se restriega me mira pide mimos, ronronea, me voy al sofá se tumba a mi lado
pidiendo mimos, mientras el portátil encendido, se come las palabras que
guardara de una mañana más...y las que quedan de palabras enlazas por inventar.
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